sábado, 3 de marzo de 2012

... Las sábanas de la Sabana.

¿Conoces esa sensación?

La que sientes a las cinco de la madrugada cuando abres los ojos y lo ves ahí, dormido a tu lado ajeno a todo su alrededor, ajeno al mundo y ajeno a tus dos ojos que lo miran curiosos tratando de adivinar lo que en ese momento se pasa por su mente, aquello que ha tenido la suerte de colarse y formar parte de sus sueños. Lo miro.

Miro lo que me rodea, la habitación es pequeña y se encuentra medio vacia, pero está él, con eso me basta. Siento su respiración. Sólo un cuadro de la Sabana africana decora la pared. Sonrío y me ilusiono. Poco antes habíamos decidido PERDERNOS entre las SÁBANAS en medio de la SABANA. Sacudo la cabeza, él es así. Es único.



Él sueña con atravesar el Sáhara y con descender los Fiordos Noruegos. No importan ni los días de calor ni las noches de frío. Él imagina que alguien, después de haber visto el cuadro que ahora contemplábamos nosotros, decidió coger su mochila y marchar a la Sabana. Bonita idea. Él ha recorrido Europa, pero quiere más. Él no pasea por Madrid, él te coge la mano y baila mientras canta, ¿por qué caminar si podemos bailar?, me gusta su filosofía. Él te mira y te transmite su alegría. Él es la felicidad en persona.

Me abrazo a él. Me abraza sin llegar a abrir los ojos. Le doy un beso. Sonríe ¿Conoces esa sensación? Cierro los ojos y me quedo pensado hasta que me venza el sueño. Hoy no tenemos prisa...

Una persona así es ESPECIAL ¿no?