martes, 22 de marzo de 2011

... soñando Madrid

CAPÍTULO I

Bajamos corriendo por la Plaza de la Marina Española. Empieza a hacer frío y como sólo tenemos un par de guantes nos ponemos uno cada uno y la otra mano la metemos en el bolsillo. Antes de doblar la esquina me miras, me sonríes y me coges la mano del guante. Giramos a la izquierda, llegamos a la calle Bailén y empezamos a pasear.

Nos acercamos a una barandilla antigua, abajo se pueden ver unos jardines muy grandes y te comento que se llaman los Jardines de Sabatini, pero a ti parece no importarte. Me miras con tu cara de pillo y, como si lo estuviese viendo, sales corriendo escaleras abajo en dirección a un laberinto de setos y yo, sin más remedio, salgo corriendo detrás de ti. Pasamos un rato persiguiéndonos como niños pequeños hasta que yo, sin aliento, digo un  “cruci”; así que me abrazas, me vuelves a coger de la mano y volvemos riendo hasta la calle Bailén.

Seguimos paseando y encontramos a un hombre sentado detrás de una mesa llena de copas con agua.  Al deslizar sus dedos sobre el filo de las copas crea una suave melodía, la música hace que todos los que pasan a su alrededor se paren a escuchar; la mayoría son parejas felices que sonríen tras echar una moneda en el sombrero y siguen su camino.

1º premio prosa. Concurso Jorge Jordana.

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